San Sebastián, 3 sep (EFE).- Juan Luis Goenaga defiende que los cuadros no pueden pensarse sino que «van surgiendo» según avanzan las pinceladas, que pueden acumularse generando «capas y capas» en una misma obra, a la que en ocasiones vuelve una y otra vez.
Un acercamiento a la pintura que ha cultivado durante cinco décadas que quedan reflejadas en la retrospectiva que le dedica la sala Kubo de su San Sebastián natal.
«Goenaga» supone la reapertura de la Sala Kubo Kutxa al público, tras el cierre derivado del estado de alarma por la pandemia de covid-19, y salda una «deuda que tenía pendiente» con el artista donostiarra cuya única revisión de su obra en San Sebastián se realizó en 1995 en el centro Koldo Mitxelena, ha señalado la directora de la sala, Ane Abalde.
Procedentes de una treintena de museos, instituciones y colecciones privadas, la muestra reúne un total de 128 obras de Juan Luis Goenaga (1950) «uno de los creadores vascos más importantes del último medio siglo», en palabras de Mikel Lertxundi, comisario de la muestra y amplio conocedor de su obra ya que en 2018 realizó un extenso libro dedicado a la obra del artista.
Fue durante el proceso de elaboración de esa publicación cuando Lertxundi planteó a Kutxa Fundazioa la necesidad de organizar una retrospectiva para 2020, una fecha que estaba fijada desde un inicio, ha remarcado el comisario, que ha querido «desvincular» la inauguración al estreno en el próximo Festival de Cine de San Sebastián de la última película de Woody Allen, que utilizó cuadros y enseres del taller del artista para mostrarlos en su filme.
«Son proyectos que constituyen una feliz coincidencia», ha indicado.
«Goenaga» se distribuye en seis ámbitos temáticos que proponen un recorrido cronológico sobre la evolución de este artista de formación autodidacta desde que inició su producción en los años setenta, cuando viajó por Europa y entró en contacto con las corrientes artísticas del momento hasta la actualidad.
El artista ha destacado el trabajo «lento y detectivesco» de Lertxundi para reunir las piezas y ha señalado que hay épocas de su trayectoria que le ha «venido bien recordar», aunque ha asegurado que a la hora de iniciar cada una de las series que ha elaborado a lo largo de su carrera («hierbas» «raíces», «arqueología», «urbano», entre otras) no se plantea «qué es» lo que va a pintar «ni cómo lo va a acabar».
Simplemente «aparecen». Así ha ocurrido con los «donostis», paisajes de su ciudad, «que ya empezaron a asomar en cuadros anteriores», con las figuras y con otros elementos, ha explicado.
También ha desechado los argumentos de que el color de un cuadro pueda deberse a los estados de ánimo del autor. «Eso está bien en la literatura pero sería ser un mal pintor. La pintura es autónoma», ha defendido.
«Pintar es un proceso de capa sobre capa. Cuantas más capas puedas añadir, más disfrutas y si la capa anterior tiene veinte años, mejor», afirma.
Por ello en ocasiones «hay que arrancarle los cuadros», ha explicado Lertxundi.
La muestra refleja la impronta expresionista que desde un inicio ha marcado la obra de Goenaga, un artista que ha compaginado figuración y abstracción y que se ha caracterizado por el dinamismo tanto en las composiciones como en la pincelada.
Vía elDiario.es