«Hay que volver a la pintura instintiva y no tan intelectual»

El pintor donostiarra expone sus últimos dibujos, protagonizados por la figura erótica y los paisajes

Apenas unos meses después de su última exposición en la Galería Alga, Juan Luis Goenaga (San Sebastián, 1950) vuelve a Donostia con cerca de cuarenta dibujos y algunos óleos realizados en los últimos meses. Esta vez es la Galería Ekain la que acoge sus dibujos, realizados en papel. Lacónico en sus respuestas, Goenaga viven un momento feliz en relación con su trabajo ya que a estas alturas de su carrera siente que se ha liberado ya de la presión de la crítica y el mercado. De los precios de las obras prefiere no hablar. «¿Para qué voy a ponerles un precio estratosférico? Prefiero venderlas porque en el taller ya lo está lleno de cuadros»

Hace tan sólo unos meses que expuso en Donostia. ¿Qué ha cambiado en esta muestra?

La anterior era más abstracta. Esta es más figurativa, en torno a la pareja, los desnudos y los paisajes.

¿De cuándo son?

De finales del pasado año y comienzos de éste. Es lo que estoy haciendo ahora. Trabajo sobre papel, con acuarelas, grafitos, carboncillo, porque te da otra espontaneidad. Te da más libertad y te permite trabajar sobre la mancha. También es cierto que desechas más. El óleo te impone otro respeto.

¿Por qué la ha titulado Piurak?

Fue sin más, Antes los abuelos utilizaban la expresión «Ze piura!». Hasta uno mismo ha acabado utilizando.

Comentaba hace unos años que vivía un momento feliz de creación.

Sí, cada vez me siento más libre. Las posibilidades son tantas… Además, en la pintura todo se recicla. El tema de la figura está en toda la historia del arte. Es un tema divertido.

Ha incluido muchos dibujos eróticos en la exposición.

Sí, eso siempre me ha interesado. Llevo años dibujándolos. Ahí está el tema de la pareja, que te permite jugar con dos figuras.

¿Y los paisajes?

La mayoría son los que me rodean, en mi caserío de Alkiza. Incluso los animales que pinto son los nuestros. No me invento nada. El resto son excursiones por Soria y Ávila.

¿Qué papel juega el color?

Me gustan los colores agrios, que chirríen. En eso también hay cada vez más libertad.

Se siente ahora más libre que cuando era joven.

Sí, yo creo que la pintura es eso: cuanto más mayor, más libre. Empiezas a pintar bien a los setenta u ochenta años.

¿Sentía antes más presión?

Sí, antes era más serio.

Expone más de cuarenta obras. Parece que trabaja a buen ritmo.

Sí, siempre estoy dibujando.

¿Y eso de la inspiración?

Tienes días en los que las cosas te salen mejor y otros, peor. Sí existe la inspiración, pero yo trabajo igual todos los días. A veces te dan más juego algunas obras que has desechado el día anterior.

¿No titula los cuadros?

No, se me hace difícil. A veces, con el tiempo, les pongo un nombre como referencia, para no liarme.

¿Utiliza modelo para pintar las figuras?

No, pero suelen ser personas que tengo cerca. Muchos grafitos no sabes lo que te va a salir. Siempre estoy dibujando, pero cuando empiezo no tengo del todo claro qué es lo que habrá al final.

¿Qué tal le funciona la página web?

Se ocupa mi mujer, Idoia. Yo no era partidario de crearla porque no era capaz ni de teclear , pero por lo visto, la gente entra. Les gusta ver cómo es mi estudio, pero yo no entiendo nada de internet. Es mi mujer la que se ocupa de mi web y de la de mi hija (la actriz Bárbara Goenaga).

¿Y qué le parece ese mundo?

Dependo de mi mujer porque no sé ni teclear. Ya sé que hay miles de artistas, pero me da pereza entrar. Para eso, prefiero ver un libro con reproducciones de cuadros. Sin embargo, mi hijo de dieciséis años anda mucho por internet. Han nacido con eso.

¿Cree que hay coleccionismo en Gipuzkoa?

Es difícil y muy duro vivir de la pintura. Hay coleccionistas, pero tampoco tantos. Habría que hacerles un monumento. En Vizcaya, hay más tradición.

¿Y cómo se hace en 2008 para vivir de la pintura?

Sobrevivimos, apuntándonos a todas las exposiciones que surjan. El año pasado expuse también en Madrid y fue bastante bien de ventas. Como tengo mucha producción, no tengo problemas para participar en exposiciones.

¿Recuerda la primera que hizo?

Sí, fue la de pintura vasca en San Telmo en 1967.

¿Y se reconoce en aquel joven artista?

Sí, era más serio y sufría con la pintura. Ahora me divierto mucho, cada vez más.

¿Cree que el paso del tiempo ha sido justo con los artistas de su generación?

Creo que sí. Hemos sobrevivido pintando y viviendo de esto. Ramón Zuriarrain, Andrés Nagel, José Llanos -que expuso hace poco en la Galería Arteko-, y Vicente Ameztoy, que murió. Yo creo que nos sentimos reconocidos y bien tratados, lo que pasa que éste es un mundo muy especial. Además, ahora hay otra generación de jóvenes.

¿Sigue a la gente joven?

Hay algunos muy buenos, tanto aquí como en el resto de España. Lo que no sé es si tienen mercado, pero, bueno, para eso está Arco. Lo que está claro es que hay que salir de aquí. A mí mismo, me encantaría volver a París para hacer una exposición de dibujos eróticos. Por otro lado, creo que es importante atraer y recuperar al público porque la pintura figurativa ha estado un poco abandonada. Hay que conseguir que la pintura vuelve a ser lo que siempre ha sido: algo instintivo y no tan intelectual.

O sea que esa imagen del artista atormentado y apartado de la sociedad no le va.

No. En un momento de mi vida sí estuve más aislado, pero ahora no.

¿Qué opina de la polémica que se desató a raíz de una denuncia de Nagel contra el Ayuntamiento de Amorebieta?

Hay una sociedad que se dedica a defender a los artistas. Está bien, pero yo siempre voy por libre. El coleccionista sí cuida muy bien la obra que compra. Entre las instituciones, algunas pasan de la obra y otras, no. En todo caso, una vez que pinto la obra me olvido de ella.

¿Cuándo da una obra por terminada?

Si está en el estudio,igual lo pinto veinte veces. Nunca estás satisfecho. Cuando lo ves firmado y tal, piensas que igual es que ya está acabado, pero sin la certeza. ¿No suele pasar que a veces descubren por rayos X un desnudo debajo del retrato de un cura? Puede pasar con los van goghs o con los rembrands y además suelen ser cuadros opuestos.

¿Qué se le pasa por la cabez cuando escucha a alguien decir que «no entiende» el cuadro?

Como para mí es tan natural… De todas formas, yo creo que la gente sí entiende. Te llevas sorpresas: a veces ves a un joven que es mucho más tradicional que una señora mayor.

¿Qué proyectos tiene?

Cuando acabe esta exposición, hacer otra. Tan sólo eso.

Pero suele agruparlas por temas, ¿no?

No me lo planteo así, pero al final es lo que suele salir porque reúno las obras de los últimos meses. Ahora me he centrado en el papel. Eso me ayuda porque cuando recupero otra vez el óleo lo hago de otra manera.

En todo caso, sin presiones.

Eso, ser feliz y vender para poder seguir pintando.

Vía El Diario Vasco